No ha habido día en el que no haya pensado tengo que revivir el blog, tengo que revivir el blog... Pedimos un poco de comprensión, es la primera vez que trabajamos en un cole y cada día es una nueva aventura, por no decir un nuevo marrón que nos cuelgan... Y ahora que hemos finalizado el primer trimestre y ya sabemos un poco de qué va esto, volvemos para quedarnos.
Vamos a hablar especialmente de mí y de mi día a día, porque ya os podéis imaginar la cara de aquí mi amigo cuando le sugerí hacer entradas conjuntas. Aún le oigo reírse.
Al lío.
Ser profesor
Vamos a aclarar una cosa. Ser profesor no es pegarse la vida padre. No es tener un montón de vacaciones y tocarse las narices a tres manos mientras nos reímos del trabajo de los demás. No es poner películas cuando estamos cansados ni es poner castigos a mansalva. Una vez aclarado este punto, procedo.
Ser profesor de lengua extranjera en el sistema francés implica lo siguiente:
- A pesar de que tengas un manual fantástico y fabuloso en el que han invertido mucho tiempo y dinero en adecuarlo a los contenidos exigidos por la Educación Nacional, hay que crear secuencias pedagógicas en casa que incluyan 5 o 6 sesiones. El que luego los profesores lo hagan o no, ya es otra historia. Yo no tengo ni libro, ni tuve acceso a los programas (ahora sí, después de hacer de inspector Gadget) ni hay nada creado previamente porque hace tres años que no hay colegui de español en mi puesto. Toca crear absolutamente todo desde cero en casa.
- Seguir el programa de contenidos emitido por el gobierno central aunque estés en África o en Australia. Desde un punto de vista de ELE, los programas son excesivamente abiertos y poco concretos. Los que han estudiado el máster me comprenderán. Sacré programme. Básicamente, tienes que hacer tu propia programación y que sea justificable con el programa en el momento de la inspección educativa.
- Tanto en collège como en lycée, cada profesor tiene entre 2 cursos de enseñanza, 3 como maximísimo, es decir, puedes tener bastantes grupos de clase pero todos serán de 1º o 2º de Bachiller (Seconde y Première) para poder reutilizar las secuencias creadas en tu casa. Tener más no es legal, que digamos. Y aquí llega la madre del cordero... Yo no tengo 3 niveles. Tengo 6. Al principio pensaba que el haber compaginado estudios y trabajo era la causa de que no me diera la vida, pero no. Tras un par de charlas con el consejero pedagógico de la isla, me confirmó que mi puesto es una aberración y más siendo nueva profe. Me quedo más tranquila, porque veo que el problema no era mala organización por mi parte. Pero ya es tarde, hay que apechugar y p'alante. Lo sacaremos adelante.
¿Que cómo es posible que tenga 6 niveles? Pues porque además de dar a los 3 cursos de Bachiller francés y preparar para Selectividad (fiestaca loca), además tengo a los 3 niveles de formación profesional. Ajá. Doy clase a enseñanza superior. Ajá. No sólo son más altos que yo, muchos son mayores que yo.
Y esta situación es la causa de que haya tenido un primer trimestre con más bajadas y subidas que una montaña rusa. En lugar de crear una programación con todas sus clases para aplicarlo a las diferentes grupos del nivel, tengo que multiplicar todo ese trabajo por 6. Como no quiero morir joven, creo únicamente 3 y los aplico en función de mi criterio. Como soy la primera persona en mi puesto en unos años, el nivel es muy bajo y algunos han llegado al curso de Selectividad sin haber dado una palabra de español en su vida. Tengo una agenda que ni la de Barack Obama para acordarme de que Abdallah no estuvo tal día en clase, de que le tengo que dar tal fotocopia y de que Habiba tiene que entregarme los ejercicios extra que le mandé para ponerse al día. Y así con 180 alumnos. Sí, tengo una serie de folios con sus fotos, porque si no...
Dar clase en Mayotte es toda una aventura. Un día te cae algo asqueroso del techo, miras y te das cuenta de que un lagarto se ha cagado delante tuya. Otro día 6 alumnos se vuelven locos con ataques epilépticos y te enteras de que los han poseído los djinns o espíritus. Oh sí. Y es contagioso. Hacen pop y ya no hay stop. Muchos vienen descalzos, otros no saben escribir a pesar de estar en el instituto, tengo muchas alumnas menores embarazadas y no lo sabía porque se esfuerzan en ocultarlo...
Este trimestre ha sido la búsqueda constante de una rutina y una manera de hacer las cosas que, tras mucho esfuerzo, está empezando a dar sus frutos, al menos para mantener cierta salud mental. Hace poco tuvimos la primera inspección y no fue tan mal... Los alumnos progresan... Más o menos. ¡Algo estaremos haciendo bien!